PRIMERA SALIDA DEL CLUB DE LOS GORLEÑOS

 

Domingo 12 de Febrero del 2012

 

Zona de búsqueda:

                   Los molinos de Bimenes

 

Buscadores:

                   Alejandro Rodríguez

                   Diego Ramos

Guía:

                   Jesús Rodríguez

 

Salimos de Gijón dirección Nava - Bimenes.

                   A las 12 del medio día, comenzábamos la ruta pasando el puente de madera y adentrándonos en el bosque. No habían pasado cinco minutos, cuando ya, los atentos buscadores, localizaban al primer gorleño. Del tronco de un árbol salía la cara de un curioso perrito. El día, prometía ser fantástico.

                   Mientras nos adentrábamos en el bosque de grandiosos castaños, comenzó a nevar, muy poquito, pero suficiente para imaginarnos inmersos en una gran aventura. El camino quedaría cubierto de nieve, y el regreso se podría complicar.

                   Antes de llegar al puente del río, donde el camino comienza a subir penetrando por lo más profundo del bosque, ya había dejado de nevar. La primera aventura del día se disipaba, mientras el sol calentaba aquella fría mañana. Los buscadores, ya habían localizado más gorleños. Los árboles dejaban ver las siluetas de estos maravillosos seres. La carita de un cerdo… ¡ah! ¡Diego vio un pollo asado! bueno… esto fue casi a las dos, ya tenía hambre.

                   Encontraron un árbol en el que había muchos gorleños. Después de un tiempo analizando la situación, llegaron a la conclusión de que aquel debía de ser en el que todos se reunían a charlar, o… ¿sería la discoteca gorleñera? La conclusión final fue la acertada ¡era el restaurante! ¡el pollo asado estaba allí!

                   Seguimos camino hasta encontrar al vigilante del puente. Este gorleño vive en un castaño muy viejo, se dice, que hace más de seiscientos años que está allí. Comimos a escasos metros de él y ante su atenta mirada.

                   Si continúas el camino hacia la parte alta, te adentras en lo más profundo del bosque, esta aventura, la hemos decidido dejar para otra ocasión.

                   Después de comer, encontramos unas ruinas semienterradas de una edificación circular de piedra, del centro de esta, emergía un viejo castaño. Los estudios realizados por los buscadores Diego y Alejandro, nos llevaron a la conclusión de que dada la edad aproximada del árbol, unos trescientos años, aquellas ruinas descubiertas, tendrían no menos de cuatrocientos.

                   Más tarde, aprendimos el sistema que utilizan los castores para hacer una presa en el río, inspeccionamos la orilla y descubrimos un sitio… no lo puedo decir, es nuestro sitio secreto. Bueno, si vienes con nosotros… ya veremos, es posible que te lo enseñemos.

                   De regreso jugamos con el barro. Alejandro se quedaba pegado, las botas se negaban a marchar de aquel charco de lodo, había una zona que parecían arenas movedizas, no podía salir. Diego se metió en un charco de barro y al sacar el pié… sorpresa  ¡¡¡no había bota!!! Hurgando en el barro apareció, menos mal, eran nuevas y… había que regresar a casa.

                   Un pequeño pájaro, que parecía una bolita, se cruzó en nuestro camino, no se asustaba, al acercarnos a él mantenía las distancias, pero no se iba. Los dos buscadores estaban seguros, quería que le siguiéramos. Lo hicimos…

                   Para entender el por qué de seguirle, tendrás que leer la historia de los gorleños, pero tranquilo, todo a su tiempo.

                   Llegando al coche, en el río, lavamos las botas y cambiamos el calzado.

Otro día haremos la zona alta… lo más profundo y misterioso del bosque. ¿TE VIENES?