SEGUNDA SALIDA DEL CLUB DE LOS GORLEÑOS

El gorleño que vigila los cerdos, no estaba en la entrada del hayedo.

 

 

Domingo 19 de Febrero del 2012

 

Zona de búsqueda:

                   El hayedo de la Biescona

 

Buscadores:

                   Alejandro Rodríguez

                   Diego Ramos

                   Andrea Ramos

                   Michel Ramos

                   Aurora Puente

 

Guía:

                   Jesús Rodríguez

 

Hoy ha sido un día muy productivo, gracias a las deducciones de Andrea y Diego, hemos sabido cómo se alimentan. Posteriormente, entre todos, hemos averiguado por qué es difícil ver a los gorleños cuando llueve. También hemos aprendido, que para ir al monte… es mucho mejor que no llueva.

 

                   Salimos dirección al puerto del Fito. Unos kilómetros antes, comenzamos la ruta. El día se presentó lluvioso, en la salida, ya éramos conscientes de que no podríamos llegar a la parte alta, pero sí a la entrada de la antigua mina.

                   Fue un mal día para ver gorleños. El vigilante de los cerdos no estaba en la entrada del hayedo, posiblemente, había salido a buscarlos, de hecho, los vimos por el camino antes de la entrada.

                   Andrea y Diego, habían ido con sus padres en el coche hasta el punto de salida. En el camino, habían estado comentando sobre la forma en que se alimentan los gorleños. Sus conclusiones, les habían llevado a suponer, que se alimentaban del agua al igual que los árboles y que como estaba lloviendo, se les vería con más facilidad.

                   Es cierto que los gorleños se alimentan del agua, cuando llueve, es cuando se van a comer. Se van a la zona de las raíces y se alimentan de la sabia que le sobra al árbol, por esto, es muy difícil verlos. No les gusta nada que se moje el plumón que cubre su barriguita. También saben, que si se mojan y cogen frío, se pueden resfriar y pueden contagiar a los árboles. De igual forma, los niños, si se mojan y cogen frío, pueden enfermar y contagiar a sus hermanos, o incluso a sus padres. Sin duda, para ir al monte, es mejor que no llueva.

                   En el camino hasta la entrada de la mina no vimos gorleños. ¡Ah! ¡un momento, se me olvidaba! vimos uno con forma de comadreja. Todos nos pusimos muy contentos. Es increíble la cantidad de formas que pueden adoptar. Hace tiempo, todos pensábamos que solamente se podían ver en las nubes. Lo más fascinante de los árboles, es que no sólo se ven todo tipo de formas y animales, sino que estos tienen vida propia. Bueno, para entender esto, tendréis que conocer la verdadera historia de los gorleños, pero tranquilos, todo a su tiempo.

                   Nos acercamos a inspeccionar la mina, Alejandro, Diego y Andrea, se asomaron a la entrada. Tras esta, una pronunciada bajada, el eco, y la oscuridad del fondo, indicaban el peligro. El barro de la entrada les hacía extremar la prudencia, si resbalaban podrían caer y perderse en el oscuro fondo de aquella cueva. Huesos de animales mezclados con el barro aparecían ante su atenta mirada. No hacía mucho tiempo en la entrada de aquella cueva... se había celebrado un festín. La prudencia, que no el miedo, nos hizo retroceder. Podría haber un oso hibernado o podría haber sido ocupada por una familia de lobos que utilizaban la mina como su madriguera.

                   En otra de las salidas del club… iremos más preparados y lo investigaremos a fondo.  ¿Tú quieres venir?